Desde 1995, Lush apuesta por jabones sólidos con aceite de coco ético para cuidar océanos y ofrecer una alternativa ecológica.

Lush, la marca globalmente reconocida por su cosmética fresca, hecha a mano y sin envases, sigue liderando la revolución «Naked» en el cuidado personal. Su icónica gama de jabones, elaborada con fórmulas propias y aceite de coco de origen ético, se consolida como una opción sostenible que busca regenerar los océanos y reducir la contaminación plástica.

La historia de Lush comenzó en 1995 en Poole, Inglaterra, cuando sus fundadores retomaron su pasión por la cosmética artesanal tras cerrar su proyecto anterior. En un pequeño laboratorio, crearon sus primeros jabones vertiendo las mezclas en jardineras y bandejas de pintura, dando forma a una línea de productos sin envases que con el tiempo se ha convertido en un símbolo global de innovación ética y creatividad.

«Todo está pensado: desde crear nuestras propias fragancias hasta establecer relaciones a largo plazo con agricultores y proveedores. Esto, unido al saber hacer de nuestros chefs de producto en la fábrica y la creatividad de los inventores, da como resultado la gama definitiva de jabones», comenta Mo Constantine, cofundadora de Lush y conocida como la Reina de los Jabones.

Lush mantiene clara su apuesta 30 años después

La gama actual de jabones de Lush está libre de aceite de palma y basada en aceite de coco virgen ecológico certificado, adquirido a la organización lun en Indonesia. Esta materia prima no solo asegura calidad y sostenibilidad, sino que también está vinculada a proyectos de conservación marina y protección de tortugas en las islas Bangkaru y Simeulue. Desde 2016, el Bangkaru Ranger Project ha logrado eliminar el robo de huevo de tortuga, gracias a la vigilancia de un equipo de guardas locales. Además, se forman pescadores para restaurar arrecifes coralinos en peligro, una acción crucial para preservar la mayor biodiversidad marina del planeta.

Lush enfatiza que sus jabones sólidos son una alternativa más eficiente y ecológica frente a los geles líquidos. Cada pastilla de 100 gramos equivale a casi medio litro de jabón líquido, con un uso más duradero y un menor desperdicio. Desde 2005, la compañía ha vendido más de 160 millones de pastillas en todo el mundo, lo que ha permitido evitar la producción de 280 millones de botellas plásticas.


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