El nuevo y atrevido spot navideño de Sixt, que transita por derroteros completamente inesperados, fija la mirada en una pareja aficionada al «sado».
El amor (en sus múltiples vertientes) es el verdadero protagonista de la Navidad. Y Sixt ha decido tomar esta premisa al pie de letra en un osado spot que rezuma erotismo por todos los poros (aunque su conclusión no es tan ardiente como cabría esperar a bote pronto).
El anuncio, que lleva por lema «Spice up your Christmas!», se apoya en claves más o menos ambiguas para llevar al espectador por derroteros totalmente inesperados.
Protagoniza el spot una pareja entrada en años que viaja en un coche de Sixt hasta los Alpes para pasar la Navidad. En el asiento trasero del vehículo hay un misterioso regalo que la esposa ha comprado para su esposo.
Una vez han llegado a su destino, un coqueto chalet alpino, y mientras están sentados frente a la chimenea, la mujer le entrega el regalo a su marido. Y ese regalo es nada más y nada menos que unas esposas de peluche (porque la pareja es aficionada al parecer al sadomasoquismo). Confrontado con tan sorprendente presente, el hombre exclama «It’s been a while» (Ha pasado mucho tiempo), ya que el obsequio simboliza para él el fin de un largo periodo de abstinencia sexual.
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Sin embargo, lo que se perfila a priori como una noche de pasión absolutamente desatada termina siendo algo muy distinto. Y mientras el hombre está encadenado con sus nuevas y flamantes esposas al sillón, la mujer aprovecha para coger las llaves del coche de Sixt con el que ambos han viajado juntos a los Alpes.
El anuncio se cierra con un plano (deliberadamente cómico) del hombre esposado al sillón y con una mordaza en boca y un segundo plano de su esposa a los mandos de un elegante BMW i4 M60 xDrive mientras masculla «Yes, it’s been a while» (Sí, ha pasado bastante tiempo). Y es que lo que la mujer echaba verdaderamente de menos no era tanto una noche de pasión con su esposo como poder ponerse al volante de coche de lujo.
Eliah Warner Vice President Brand de Sixt, asegura que la intención de la empresa de coches de alquiler era narrar un clásico romance navideño que estuviera simultáneamente alineado con el carácter irreverente de la marca. Y el resultado en un anuncio que juega deliberadamente a sorprender al espectador y que está impregnado de una gruesa pátina de sentido del humor (como suele ser habitual en la publicidad de Sixt).
El spot, que lleva la rúbrica de la agencia Jung von Matt y de la productora Simon & Paul, es el eje central de una campaña de naturaleza «social-first» que verá la luz en todos los mercados en los que Sixt opera a escala global.
Las inmediaciones de la ciudad alpina de Innsbruck fueron el escenario elegido para filmar en el spot, en el que se emplearon asimismo herramientas de IA para recrear, por ejemplo, los paisajes nevados.
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